contraindicaciones: ANIMAR BIEN A ALGUIEN QUE ESTÁ MAL

¿CUÁNDO EMPEZAR A HABLAR?

esperar

CONTRA: LAS PRISAS 

Uno de los contras más frecuentes es empezar a soltar consejos y palabras de ánimo en cuanto alguien te dice que está mal. Aunque esto se haga con la mejor de las intenciones es inefectivo porque (1) Sin recoger todos los datos sobre lo ocurrido no vas a dar pie con bola y (2) La urgencia por ayudar puede interpretarse como prisa para que la otra persona deje de quejarse.

INDICACIÓN: ESCUCHA TODO PRIMERO 

Para resolver un problema matemático tienes que leer bien todo el enunciado. Pues esto es igual. Además, no solo tienes que saber lo que ha ocurrido, sino también cómo lo vive la otra persona y por qué le afecta de esa manera. Si no te tomas esta molestia puedes acabar pensando que lo que te cuenta no tiene importancia, cuando en realidad lo que pasa es que no le has entendido.

 

 

¿CUÁL ES EL OBJETIVO?

apoyo

CONTRA: RESOLVER LA PAPELETA 

Hay personas que entienden ayudar como dar soluciones concretas a los problemas de otra persona. Si te sientes en la obligación de resolver la papeleta a la persona que está sufriendo, le transmitirás tu agobio y ansiedad. Además, tendrás la sensación de que, o das con la clave que solucione su situación, o estarás diciendo tonterías. Y ese planteamiento es equivocado.

INDICACIÓN: OFRECER APOYO 

Cuenta con que si esa persona se ha sentido entendida, y has conseguido transmitirle que te preocupas y que puede contar contigo, has hecho un montón. Ese es tu principal objetivo. Las soluciones, si es que puedes aportarlas, serán bienvenidas siempre. Pero lo primero, y principal, es que muestres tu apoyo. El resto son añadidos.

 

 

¿HABLAR DE UNO MISMO?

unomismo

CONTRA: CHULEAR (SIN QUERER) 

Hay un fallo imperdonable cuando quieres ayudar a alguien: que su problema sirva para hablar de ti. Una variante especialmente curiosa de esto, y que muchas veces hacemos sin darnos cuenta, es convertir nuestros consejos en un discurso parecido a “mira qué bien lo hice yo en tu situación, ¿a que molo?”

INDICACIÓN: DAR EJEMPLO 

El consuelo de saber que alguien ha pasado por lo mismo puede ser muy potente. Así que, si sirve, cuenta tu experiencia. Pero, como normal general, cada vez que lo hagas tienes que acabar con una frase que haga referencia a la otra persona. Y, en cualquier caso, no abuses de este recurso.

 

 

EL DILEMA DEL BUEN SAMARITANO

samaritano

CONTRA: PASARSE DE INDULGENTE 

Hay muchas veces que las personas lo pasamos mal porque nuestra forma de afrontar las situaciones es inadecuada. Cuando es esto lo que le ocurre a la persona que estás queriendo animar, flaco favor le haces si le ríes todas las gracias y le dices que todo lo hace estupendo. Puede que se vaya contento, pero más pronto que tarde, volverá a verse en las mismas.

INDICACIÓN: AYUDA A LARGO PLAZO 

Si realmente tienes confianza con alguien, muchas veces tendrás que indicarle en qué se equivoca para ayudarle de verdad. Deja claro que la crítica es constructiva, desde el cariño y que tu apoyo es incondicional. Pero, también, que si está haciendo algo mal, es una irresponsabilidad no decírselo.

 

 

 

¿QUÉ CONSEJOS SIRVEN?

empatía

CONTRA: “¡NO TE RAYES!”…

“¡Sé positivo!”, “¡Es cuestión de actitud!”… Los consejos de ese tipo son todos CONTRAS, por muy bienintencionados que sean. Nadie disfruta rayándose, ni siendo pesimista, ni pasándolo mal. Excepto quienes buscan llamar la atención, en cuyo caso es mejor no dejarse los cuernos animándolos, porque estarás creando un monstruo. Así que asume que si alguien está mal es porque en ese momento no sabe cómo estar bien. No le cargues encima con la responsabilidad de estar de una manera que no le sale.

por José Manuel Campo

INDICACIÓN: EMPATÍA BÁSICA 

Cualquier consejo que hagas, que parta de lo que la persona te ha contado y de su forma de vivirlo. Ponte en su situación ¿qué querrías escuchar?, ¿qué te serviría? Y, si no se te ocurre nada significativo para decirle, simplemente escucha y transmite cariño. Cualquier cosa antes de quitarle la razón (especialmente si la lleva) cayendo en el optimismo simplón.