Aprende a pedir y no necesitarás hacer reproches

¿ESTOY SIENDO UN PRINGADO, O DEMASIADO EXIGENTE?

italiana
Interfilm

La sensación de ser injustamente tratado es una emoción muy desagradable que lleva a mucha gente a terapia psicológica. Esa percepción de que se ignoran nuestras necesidades, o de que uno se desvive por los demás sin que haya reciprocidad cuando corresponde. Esta sensación es peor aun cuando, al expresar cómo nos sentimos, vemos que el otro se pone a la defensiva y nos tacha de quejicas o exagerados. Antes de concluir que la gente es mala y tú un pringado, lo que toca es tomar parte activa: dejar de esperar a que adivinen tus necesidades y aprender a pedir para no tener que reprochar después. Esta capacidad es relativamente sencilla, pero altera por completo la vivencia de un conflicto. No es casualidad entonces que este cambio sea uno de los más agradecidos en consulta y un clásico de las intervenciones de pareja.

 

DEBAJO DE CADA REPROCHE HAY SIEMPRE UNA PETICIÓN

blue
Incentive Films

Y, puesto que hablamos de reproches, asumimos que es una petición no satisfecha. Como persona agraviada y molesta, tu primera responsabilidad es identificar cuál es la petición que no se ha cubierto. Si no tienes claro cuál es la demanda frustrada que hay debajo de tu queja, difícilmente vas a poder sacar algo en claro de la otra persona. Simplemente, lo que te diga no te va a servir. Como mucho podrás dar salida a una frustración inespecífica –tan agresiva como mal enfocada – y esperar al inevitable contraataque que os meterá de lleno en una bronca estéril. Antes de expresar tu queja identifica qué te hubiera gustado que ocurriera. Es decir, date cuenta de cuál es la petición que no se ha cubierto.

 

LA DIFERENCIA NO ESTÁ EN EL TONO

friends
Warner Bros.

Intuitivamente parece que la diferencia entre peticiones y reproches es que los primeros se dicen con un tono agradable y los segundos son chungos. Nada que ver. Se nos enseña que pedir lo que queremos es molesto y una muestra de egoísmo. Por eso, buscamos maneras más sutiles de conseguir lo que queremos, como utilizar un tono suave para sugerir cambios en el comportamiento del otro. Cuando esto se generaliza, acabamos generando un murmullo constante de puntualizaciones, bromitas o notas al margen que acaba siendo muy irritante. Un reproche es un reproche, da igual en qué tono lo envuelvas. Por tanto, el cambio útil no es hacer más dulces los reproches, sino sustituirlos por peticiones bien formuladas.

 

LA DIFERENCIA ESTÁ EN EL MOMENTO

joker
Warner Bros

Idea clave, toma nota: una petición ocurre ANTES del comportamiento ajeno que queremos que cambie; un reproche ocurre DESPUÉS de que el otro haya hecho algo que no nos gusta. Simple, elegante y, sobre todo, efectivo. Dicho con otras palabras, una petición se refiere a un comportamiento futuro que aún no ha ocurrido y un reproche se refiere a una conducta pasada que ya ha tenido lugar. El impacto de esta diferencia se asienta en una verdad universal: no podemos cambiar el pasado, solo podemos intervenir sobre lo que hagamos a partir de ahora. Los reproches generan reacciones tan improductivas, porque se refieren a algo inmodificable y, por tanto, limitan mucho la capacidad la respuesta del otro.

 

¿CUÁLES ES LA ÚNICA RESPUESTA POSIBLE ANTE UN REPROCHE?

revolutionary
D
reamworks

Básicamente son dos: agachar las orejas o contraatacar. La experiencia demuestra que tenemos cierta querencia a la opción beligerante. Por eso los reproches son el disparador de tantas broncas. Si expresamos nuestro malestar cuando ya no se puede hacer nada, despojamos al otro de recursos para hacernos sentir mejor y lo más probable es que ejerza su derecho al pataleo. Esto incluye ponerse a la defensiva, lanzar contraargumentos indiscriminados y el resto de respuestas propias del “y tú más”. Ten en cuenta que no hay muchas más opciones porque lo que te molesta ya ha ocurrido y, por mucho que insistas, no va a des-ocurrir.

 

¿CUÁLES SON LAS POSIBLES RESPUESTAS ANTE UNA PETICIÓN?

orange
Netflix

Si nos ponemos simplistas, las alternativas son dos: el otro cumple la petición, o no la cumple. Eso te ofrece un enorme 50% de probabilidades de éxito. Además, ese porcentaje se puede ampliar en función de cómo emitas la petición en concreto (nuestra próxima psicodosis va de esto mismo). Es importante destacar que pedir no garantiza conseguir lo que quieres porque depende en gran medida del otro, cuya conducta no está bajo tu control. Lo que sí consigues es incrementar las probabilidades de obtenerlo y controlar tu cabreo para que se dirija a un fin productivo. ¡Que no es poco!

 

LA COMBINACIÓN GANADORA

house
Media Rights Capital

Para mí está claro: lo que mejor asegura una buena respuesta por parte del otro es pedir lo que se quiere con un tono rotundo. No como una sugerencia o un apunte al margen, sino como una expresión clara y legítima de lo que quieres. Así se reducen los malos entendidos propios de obligar al otro adivinar tus necesidades y de hacer malabarismos emocionales para proveértelo. Se nos enseña a no pedir para no ser molestos. Con lo que no contamos es con que es mucho más irritante quejarnos de lo que no tenemos que luchar por lo que queremos.

.

Por José Manuel Campo