CÓMO CREAR UNA RELACIÓN TÓXICA

INDEFINICIÓN PERMANENTE

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Lorimar Film Entertainment

El primer indicador de una relación tóxica es la dificultad para definir qué tipo de relación es. ¿Estamos juntos? ¿Somos solo amigos? ¿Ni una cosa ni la otra? Hay muchos momentos en los que esto no es un problema: cuando la relación está dando sus primeros pasos o cuando la situación es satisfactoria para los dos. Pero cuando el estado natural y definitivo de la relación es ambiguo, se crean las condiciones propicias para la toxicidad: no hay normas claras, no hay condiciones y el enganche entre ambos se da en unos términos ambiguos: ni os ofrecéis una relación, ni os dais la libertad para encontrarla en otros lados.

Ej: “No podemos estar juntos, pero es una persona muy especial y quiero que siga en mi vida”.

 

DOBLES MENSAJES

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Touchstone Pictures

La comunicación en una relación tóxica es territorio comanche. Lo más característico y pernicioso del lenguaje estas relaciones es la ambivalencia, la mezcla sistemática de mensajes románticos con invalidantes que establece un código amoroso plagado de contradicciones. Suelen adoptar una estructura en la que se menosprecia al otro de forma sutil y luego se tiñe todo de amor para que se establezca con contundencia un mensaje definitivo: “me necesitas”. El lenguaje es mucho más que un reflejo del resto de la relación, es la vía por la que la toxicidad se establece y se mantiene.

Ej: “Me molesta que estés golfeando con todo el mundo porque te quiero demasiado”.

 

REFORZAMIENTO INTERMITENTE: PALO-PALO-ZANAHORIA

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Miramax Films

Es otro ejemplo de la ambivalencia que define este tipo de relaciones, de cómo lo bueno y lo malo se entremezcla hasta hacerse indistinguible. Consiste en alternar las veces en las que os entregáis y rechazáis mutuamente: “paso de ti una semana, y después te preparo el plan romántico de tu vida”. Da igual si hay una intención maquiavélica o no, esta dinámica siempre genera la escalada y la normalización de los conflictos. Un error frecuente es desvincular estos dos eventos, creer que las partes buenas restituyen todo el sufrimiento anterior y son más auténticas que las malas. Ten en cuenta que las partes bonitas forman parte de un mismo ciclo que no se mantendría de no ser por esos momentos cada vez más efímeros de pasión y reencuentro.

 

REPROCHES ORQUESTADOS

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Metro Goldwyn Mayer

Es uno de los trucos más curiosos para establecer las dinámicas propias de una relación tóxica. Consiste en identificar las debilidades del otro, azuzarlas de forma sutil y llevarte las manos a la cabeza poniéndole a parir cuando reacciona como sabías que iba a reaccionar. Ejemplo clásico: tienes una pareja que tiende a los celos. Tú insinúas, como quien no quiere la cosa, que hay alguien muy majo en la oficina que a veces te tira los tejos. Tu pareja se pone de los nervios y tú acabas gritando que “es imposible tener una relación con alguien tan celoso/a”.

 

PLANTEAMIENTO GANAR – PERDER

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Cineguild

El orgullo no tarda en entrar en escena, y es una de las variables principales que explican el mantenimiento (léase “enganche”) en estas relaciones. Cuando una interacción se sustenta en la necesidad de enganchar al otro, lo que genera más tranquilidad es que la otra persona se sienta defectuosa e incapaz de hacer su vida de forma independiente. Cuanto más claro quede lo malo que es el otro, más brillarán tus méritos. La idea es que cuanto más disminuya el orgullo de uno, más engorda el del otro. En algunas temporadas serás tú el que salga ganando, en otras temporadas te sentirás vapuleado. Lo que es seguro es que nunca podréis estar bien los dos a la vez.

 

¿QUÉ SE HACE EN ESTOS CASOS?

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Miramax Films

El consejo más recurrente sería “huye de esta persona como de la peste”. En muchos casos no es una mala directriz. Pero hay que tener en cuenta que una relación es la interacción entre dos personas y que, por lo general, estas situaciones no son una cuestión de buenos y malos. Esto abre la puerta a la redención en este tipo de relaciones, aunque esta alternativa nunca es sencilla y requiere de un montón de cambios profundos. Hay algunas variables que hay que tener en cuenta a la hora de intentar cambiar estas dinámicas: el grado de insatisfacción de ambos, que los dos os sintáis responsables del problema, la sinceridad a la hora de afrontarlo y, sobre todo, el tiempo que llevéis metidos en estos barrizales. Esto se descubre analizando bien los motivos que tenéis para dejarlo o para seguir juntos. Si las razones para seguir juntos tienen que ver con el miedo a la soledad o con demostrarle algo al otro, lo más adecuado suele ser ir pensando en la retirada…

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por José Manuel Campo